Durante demasiado tiempo, nuestra economía ha sido un terreno de juego inclinado en favor de los estadounidenses más ricos y los intereses especiales corporativos, mientras que las familias de clase media y de clase trabajadora tienen dificultades para llegar a fin de mes. Arreglar esta situación no es solo una cuestión de hacer crecer nuestra economía y asegurarse de que todos tengan una oportunidad justa, también se trata de enfrentar los sistemas de poder codiciosos que refuerzan la desigualdad económica e impiden el avance de los estadounidenses.
Necesitamos crear empleos sostenibles y recompensar el trabajo.
Cada estadounidense se merece un buen trabajo, la dignidad del trabajo arduo y un salario que le permita pagar las cuentas y ahorrar para su futuro y el de sus hijos. Necesitamos asegurarnos de que todas las personas tengan garantízado el acceso a pleno empleo, y que los trabajadores reciban la capacitación sobre habilidades y apoyo para ocupar empleos que les paguen bien y puedan avanzar en sus carreras. Nuestros estudiantes necesitan una educación que proporcione las aptitudes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) y la experiencia necesarias para los trabajos de la economía del siglo XXI. También debemos abordar la urgente necesidad de actuar sobre el cambio climático como una oportunidad económica: cuando invertimos en tecnología ecológica, estimulamos la innovación e incentivamos el uso de energías renovables en el marco del Green New Deal, también invertiremos en capacitaciones nuevas de habilidades técnicas y crearemos empleos para el apoyo familiar, sostenibles para el futuro.
Debemos hacer frente a la desigualdad económica y aumentar los salarios.
Es inaceptable que tantos estadounidenses estén obligados a tener varios empleos y a hacer sacrificios solo para cuidar a sus familias, mientras que los costos de vida y los beneficios empresariales suben vertiginosamente. Nuestra economía debe valorar y recompensar a los trabajadores, no solo a los Directores Ejecutivos (CEO) y a los accionistas. Necesitamos detener a las grandes corporaciones que obligan a los contribuyentes a subsidiar salarios astronómicos para los funcionarios corporativos. Tenemos que elevar el salario mínimo a $15 en todo el país y sacar a millones de familias de la pobreza. Necesitamos capacitar a más trabajadores para que compartan en los beneficios de su trabajo alentando a más empresas a convertirse en propiedad de sus empleados. Debemos ampliar el acceso a los servicios bancarios asequibles y eliminar prácticamente los préstamos abusivos, mediante la creación de la banca postal. Tenemos que frenar el riesgo en Wall Street y proteger nuestro sistema financiero para que la avaricia desenfrenada no pueda perjudicar a las familias de nuevo. Debemos parar la transferencia de la riqueza generacional masiva que exacerba la desigualdad económica. Además, necesitamos revertir los grandes recortes de impuestos corporativos del plan fiscal de Trump, y asegurarnos de que los estadounidenses acaudalados y las empresas paguen su parte justa de impuestos, ya que debemos cuidar a las familias de clase media, y no dar beneficios a los millonarios y las corporaciones.
Debemos facilitarles la vida a los padres trabajadores.
Nadie debería tener que elegir entre su familia y un cheque de sueldo. Además, con más padres y mujeres que nunca como sostén de la familia en nuestra fuerza laboral, se acabaron los días en los que darles beneficios a los padres trabajadores se consideraban “problemas de las mujeres”. Necesitamos un programa nacional de licencia médica y familiar remunerada, remuneración equitativa por igual trabajo, y servicios asequibles de cuidado infantil de alta calidad para cada familia.
Debemos hacer que los estudios universitarios sean asequibles y ayudar a los estudiantes para que alcancen el éxito.
La deuda estudiantil es una crisis fuera de control en este país, y no es solo una carga para los graduados individuales, es un problema para la economía en su conjunto. Tenemos que permitir que los graduados y sus familias puedan refinanciar sus préstamos estudiantiles a tasas más bajas, con lo cual se liberarían miles de millones a la economía. Debemos hacer que la matrícula en los institutos universitarios comunitarios sea gratuita, y debemos trabajar para lograr que los estudios universitarios estén libres de deudas mediante la eliminación de la matrícula y las cuotas en las universidades y los institutos universitarios públicos de cuatro años, para los estudiantes de las familias que ganan hasta $125,000 al año.
Necesitamos hacer que la atención médica sea asequible para todos.
La atención médica es uno de los mayores gastos para las familias de la clase media y de la clase trabajadora a nivel nacional, y nuestro sistema de atención de la salud todavía afecta a demasiados estadounidenses. Necesitamos Medicare para todos para hacer que la atención médica universal, asequible y de alta calidad sea una realidad para todos. También tenemos que adoptar medidas severas contra las empresas farmacéuticas codiciosas que suben los precios hasta el punto de ser inalcanzables. Kirsten ha encabezado la lucha para bajar los costos de la atención médica y enfrentar a las grandes empresas farmacéuticas, incluso mediante la introducción de legislación para hacer responsables a las empresas por el aumento excesivo de los precios.
Debemos proteger nuestra red de seguridad social para todos los estadounidenses.
Millones de estadounidenses dependen de nuestra red de seguridad social para poder subsistir, y tenemos que mantener esa promesa. Debemos proteger y ampliar el Seguro Social, Medicare y Medicaid, y también negarnos a permitir que los políticos corten el sustento para las familias de bajos ingresos como CHIP, SNAP y WIC.
Necesitamos proteger a los trabajadores estadounidenses en una economía global.
Estados Unidos logra el éxito cuando los trabajadores alcanzan el éxito, y los trabajadores merecen un presidente que los respalde. Kirsten ha liderado la lucha para proteger y fortalecer los derechos de los trabajadores y eliminar los obstáculos para la formación de sindicatos y para tener una voz en el lugar de trabajo. Ha luchado a favor de los fabricantes y ayudó a promulgar una ley que hará inversiones federales importantes para crear empleos de manufactura con buenos sueldos e impulsar las economías locales en todo el país. También lideró la legislación para evitar que las corporaciones envíen los trabajos estadounidenses al extranjero, evitar que se usen los dólares en impuestos federales para subsidiar a esas empresas, y recompensar a las empresas que traigan los empleos de vuelta a casa.